La Rosa de la Melancolía




La melancolía es la felicidad de estar triste.
Victor Hugo


Cada vez que pasaba por delante, lo observaba, se lo miraba. Ese porte, firme, duro, espabilado, los ojos grandes, impenetrables, inteligentes, aquella mirada. Siempre que lo observaba atentamente, escrutando su mente, su interior más profundo, se quedaba a la expectativa. Le daba por investigar, por preguntarse. ¿En qué estaría pensando? ¿Qué deseaba de la vida? ¿Hacía donde pretende ir? ¿Dónde quiere llegar? Sobre todo, se preguntaba con curiosidad el porque de aquella situación. Aunque estaba dispuesta a escuchar, él no le transmitía sus intenciones, callaba, se la miraba y solamente obtenía el silencio por respuesta.
Por fin Rosa se decidió a hablarle claro:
- ¿Qué ocurre Alberto? No se puede continuar con esta incertidumbre, no es buena para ti, no es aconsejable para nadie. No es posible vivir sólo de recuerdos. Piensa Alberto que la vida es mucho más que el pasado. La vida es el presente y también es el futuro. No se puede volver atrás. Oblígate a ir hacía delante.Hoy volvías a tener los ojos llenos de lágrimas, lágrimas que te llegan al alma y que humedecen todo tu interior, para no dejarte dilucidar entre la luz y la oscuridad. La oscuridad, esa ausencia de luz en la que estas metido desde entonces. El pozo de tus tinieblas, donde te empeñas en sumergirte, cada vez bajando más y más. Estas a un paso de tocar fondo y eso me asusta. No te lo puedo permitir. No consiento que continúes por ése camino. Tengo que hablar contigo, tengo que decirte lo que pienso. Pienso que tienes miedo, miedo a enfrentarte a tus propios fantasmas, que te has acomodado a esta situación, es lo más fácil para ti. Hacerte la víctima, pensar que eres un fracasado por culpa de los demás, que no sirves para nada, que nada de lo que haces es correcto. Que lo que tienes te lo han regalado. Dime, qué has hecho tú para que suceda lo contrario, para que todo este cúmulo de circunstancias se solucionen y progresivamente puedas volver a recuperar el control de tu vida. Dime como lo piensas solucionar, o es que no tienes intención de hacerlo, que en realidad lo que pretendes es que alguien te lo solucione. Cada tránsito por la vida, es una experiencia más, una etapa que empieza y acaba sin remedio. El tránsito evocado por el pasado, por una vida anterior, acabó en su momento, ya no tiene sustancia, no se puede tener por sí mismo, porque ya no existe, pertenece a otra dimensión, donde resta suspendido en el tiempo y en los recuerdos sin que tu ni nadie tenga el poder de devolverlos, continuarlos y mucho menos transformarlos. No funciona así, Alberto, la vida es algo más de lo que tu te piensas, es mucho más que un transcurso de sucesos, que un alud de hechos y circunstancias que nos acechan día tras día y que ocupan toda nuestra existencia. No pienses que me olvido, no te imagines que no sé de lo que hablas, del porque de tu enfermedad. Te conozco Alberto, te conozco demasiado para no entender tu situación, tu hermetismo, tu debilidad. Te estás esfumando al mismo ritmo que se va tu alma hacía ese lugar oscuro y profundo en el que te empeñas en estar sumergido. Piensa, medita, entiende el porqué de todo y libérate sin problemas. Problemas, que sólo pertenecen a tu mente, una mente que sufre sin remedio por culpa de su propia ignorancia, al no ser capaz de ver las enormes posibilidades que tiene para conocerse mejor a si misma y quererse.

Ayer te volví a mirar a los ojos. Lloré de pena, tu alma se exprime, poco a poco, tu cuerpo se transforma, ahora eres un ser pequeño, ofuscado en sus recuerdos, que no tiene capacidad para crecer y transformarse en alguien fuerte, decidido, en alguien orgulloso de lo que tiene, de lo que es y de lo que puede llegar a ser, en alguien especial. Emerge, Alberto, emerge de una vez. Mira a tu alrededor, ¿qué ves?, ¿qué hay? Infinidad de cosas mágicas a tu alcance para ser descubiertas, levanta la cabeza al cielo y goza del sol que día a día nos ilumina, goza de los colores, de las formas, de las nubes, de la noche, de las estrellas, de la luna que con el blanco de su luz nos recuerda cada día que la oscuridad total no existe, solamente la creamos en nuestra mente obtusa, irrefrenablemente alterada por pensamientos perversos que no somos capaces de parar, pero que te puedo asegurar, se puede conseguir, sólo te lo tienes que proponer, debes pedirlo con absoluto convencimiento. Pruébalo, prométeme que lo probaras. Sabes que ella no regresará. Por eso, día a día te insistiré, no tengo ninguna intención de pararme, pretendo conseguir mi meta, poderte sacar una sonrisa. Seré fuerte, para transmitirte mi fortaleza, pues sé que si yo flaqueo, flaquearás conmigo y no nos lo podemos permitir.

Hoy he hecho un interesante descubrimiento. Hoy por fin he apreciado en tu mirada un ápice de luz, ha sido por un breve instante, una décima de segundo, pero ha pasado, lo sé, sé que lo puedes conseguir. Tengo fe en tu capacidad, tengo fe en tu persona, pues si no fuera así, haría tiempo que habría desfallecido. Lo puedes conseguir Alberto, no me puedes fallar. No necesitas de los padres para caminar, puedes avanzar solo, sin muletas, sin tropiezos, caminando seguro, tienes que hacerte el propósito. Siempre que te miro a los ojos, percibo tu lento avance, como poco a poco se esfuma de tu faz esa melancolía absurda e incesante, que te acecha a todas horas y que cada vez posee menos fuerza. Veo que me has escuchado, veo que tienes la intención de cambiar, de salir de ese pozo. Así me gusta. Estoy contenta, tan contenta que he decidido darte una sorpresa, espero que te guste, Alberto.

Hacía tres días que lo observaba, su rostro ya no tenía aquel tono pálido y melancólico, ahora empezaba a estar ligeramente sonrosado, la piel estaba recuperando el brillo de otros tiempos. Rosa volvió a situarse ante él, destacando toda su belleza y honestidad:
- Veo que la sorpresa te ha gustado, que la esperanza de encontrar lo que más deseas te ha dado chispa, te ha encendido ese motorcito viejo y oxidado que hacía tiempo que no vibraba. Siempre he sabido que un poco de esperanza es infalible. Te daré un último consejo, vive cada minuto como el último de tu vida, vive con total serenidad, sintiendo el placer en todos los rincones de tu ser. Si lo haces así, nunca te arrepentirás. Olvídate de todo aquello que te arrastre hacía la oscuridad, allí nunca encontrarás nada, sólo sufrimiento y el sufrir no se ha hecho para ti. Quiero entregarte algo que te recuerde que siempre que me necesites, aquí estaré, a tu lado, velándote, vigilando para que no tomes el camino equivocado. Coge esta Rosa, observala con detenimiento, huélela con afición, consérvala porque cada vez que la mires, recordarás que estoy contigo.